jueves, 9 de junio de 2011

EDITORIAL - La adopción de menores en parejas homosexuales: un camino lleno de espinas.

Esta semana se abre nuevamente la discusión acerca de la adopción de menores por parte de parejas homosexuales en el país. La Corte Constitucional estudia el caso de una pareja de lesbianas que solicitó la adopción de la hija biológica de una de ellas, para que ante la ley, las dos mujeres sean las mamás de la menor.

La pareja, conformada por una colombiana y una alemana, lleva 13 meses lidiando una disputa jurídica por una tutela que presentaron al recibir una negativa por parte del ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar), cuando solicitaron la adopción de la hija de una de las involucradas.

El caso lleva de nuevo a discusión el término de familia que se plantea constitucionalmente, que ante la ley colombiana, la familia se entiende como la unión voluntaria de un hombre y una mujer para contraer matrimonio, excluyendo y dejando a un lado la posibilidad de que personas del mismo sexo constituyan un núcleo familiar.

Al parecer, el sueño de muchas parejas gay en Colombia empieza a cobrar vida, pues dentro del polémico caso también se solicita a la Sala Plena, que se llevará a cabo durante la semana, que revise las políticas con respecto a la adopción, pues en el país, esta última es posible en familias unicelulares, es decir, el tramite de adopción es legal en personas que no necesariamente estén casadas.

A pesar del apoyo por parte de juristas reconocidos  como el Magistrado Juan Carlos Henao,  quien en su ponencia resalta la importancia de una redefinición de famililla en el país que ayude a agilizar procesos como el matrimonio y la adopción entre parejas homosexuales,  siguen habiendo detractores tanto políticos como religiosos que prefieren tomar el camino de la desigualdad social, negándole a un niño una familia y a una pareja hacer familia.

Aunque personas como el Procurador general de la Nación, Alejandro  Ordoñez, se nieguen a la posibilidad de dar vía libre a una ley que permita la adopción de menores por parejas del mismo sexo, escudando sus argumentos en la aparente “defensa a la familia colombiana” y basándose en un marco constitucional, las cosas parecen ir por buen camino. En Antioquia, ya existe un caso similar, donde el Tribunal Administrativo de ese departamento permitió legalizar la adopción de una pareja gay por medio del ICBF.

La decisión de la sala plena es fundamental. En juicio se encuentra un paso adelante en igualdad y justicia a favor de la población LGTB ó un rotundo estancamiento en políticas conservadoras que limitan la posibilidad de algunos de construir hogares, que aunque diferentes en su formación tradicional (mamá, papá e hijos), parecen tener las mejores intenciones de fundar familias basadas en el respeto y la libre expresión de sus miembros.

En caso de un fallo a favor, socialmente el avance puede ser polémico pero significativo. La familia debe ser vista como el núcleo de personas que se respeta, quiere y apoya entre sí, sin importar si es hombre y mujer quienes la forman. En el país queda demostrado que un matrimonio tradicional no garantiza la seguridad ni estabilidad emocional ó económica de un hijo, entonces: ¿por qué no darle la oportunidad de formar una familia a estas personas?

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